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Imagen: Andina 

Después de la captura del “Loco Darwin”: ¿Las granadas siguen siendo un “saldo del período de violencia política”?

Publicado: 2015-10-13

Uno de los puntos más resaltantes en el discurso de los medios de comunicación, en el debate sobre la seguridad en Lima, y en la lucha contra las bandas del crimen organizado es el tema de la existencia de explosivos. Granadas para uso táctico militar ofensivo y defensivo (de acuerdo a las regulaciones internacionales) han pasado a caer en manos de la delincuencia organizada. Las bandas, las utilizan como un mecanismo para extorsionar negocios, o sancionar a comerciantes que no cumplieron con “alinearse” con los “cupos”, como “Los Malditos de Bayóvar” en San Juan de Lurigancho. 

La reciente captura del “Loco Darwin” por la PNP en un barrio del Cusco, no debería de ser vista como un severo golpe a la delincuencia organizada y su banda “Los Malditos de Bayóvar”: Más que ello, este suceso debería ser visto como un indicador serio sobre si es que estos territorios controlados por la industrias ilegales de extorsión están pasando a dejar de ser fácilmente localizables y sectorizables, o si están pasando a generar vasos comunicantes entre ellos. Al menos el “Loco Darwin” fue capturado en la ciudad del Cusco, posiblemente tratando de extender el negocio de las extorsiones del San Juan de Lurigancho donde opera su organización, y buscar generar alianzas fuera de Lima, en la sierra sur. Un segundo punto a destacar, es que a este delincuente se le encuentra una granada prácticamente recién salida de la caja de empaque, prácticamente en las condiciones como estas son normalmente embaladas (inclusive, con el papel engrasado con el que normalmente se empaquetan en las fábricas militares).

Desde la prensa televisada y los tabloides se ha llegado a una analogía perversa. La ola de violencia delincuencial que enfrenta la ciudad de Lima y el país en general, se entiende haciendo un símil con la ola de violencia política que se daría entre los ochenta y los noventa. Uno de los elementos que reforzaban esta analogía en los medios era el tema que tanto los actores alzados en armas que disputaron predominio con el Estado en las décadas de la violencia, tenían en su arsenal explosivos que usaban para sembrar el terror en la población por medio de voladuras de torres, coches bomba o atentados dinamiteros diversos. Desde un punto de vista alterno, creo que la situación es completamente diferente en esta nueva ola delincuencial: nos encontramos acá frente a diferentes actores, primero por ser no ideologizados, segundo porque perciben en sus actos netamente un fin pecuniario, y por último, porque a diferencia de lo que pasaba normalmente en el período de la violencia política, sí existen malos elementos en las FFAA y en las FFPP que pueden establecer vasos comunicantes con la delincuencia, para ayudarles obtener arsenal restringido a militares o fuerzas de seguridad pública (como la granada que le encontrarían al “Loco Darwin” en su captura y que señalaba conseguía "por caja").

Obviamente las granadas o el armamento militar no aparecen en el arsenal de las tiendas de armas que venden normalmente armamento a los civiles, entonces valdría la pena preguntarse porque hasta ahora la SUCAMEC coloca todo el peso de la inseguridad y del mercado negro en armas de fuego mayoritariamente a los civiles, antes de empezar a quitarse la venda de los ojos, y empezar a cambiar su imagen de lucha contra la inseguridad promoviendo de manera tácita el desarme civil a través de sus actos administrativos. Por lo menos el control de insumos en materia de explosivos de uso civil es parte de la tarea, pero también ver es necesario controlar el tema del flujo de armamento o explosivos de uso militar por parte de malos elementos en las FFAA y las FFPP a la delincuencia (que dicho sea de paso, tendría por el tema de control de cupos a negocios un poder adquisitivo similar al que tendría Sendero o el MRTA cuando empezaran a ejercer control sobre actividades ligadas al narcotráfico).

Sería bueno delimitar también cuales son los intereses de la prensa o los de los actores de seguridad del Estado que están tratando de llegar a una definición de la crisis de seguridad actual, buscando justificarla ante la opinión pública. Al menos parte de las explicaciones manejadas sobre las granadas era que estas eran saldos del período de la violencia política en tiempos que el Estado peruano aplicó la contrainsurgencia de diversas formas, y estrategias entre los ochentas y noventas. El tema de fondo lógicamente no es que las granadas “aparecen en las Malvinas”, o que están guardadas desde hace 20 años atrás, esperando ser usadas por las bandas criminales. La última ola de aparición de explosivos en manos de la delincuencia amerita buscar en la fuente, antes de dar “palos de ciego” y señalar a los civiles como la única arista del problema.

Si el tema es la “percepción” del crecimiento en la inseguridad, que la prensa cree que el Estado sostiene como justificación a la crisis presente; o si por su parte es el Estado, quien afirma con sus actos que parte importante de la estrategia es jugar a rebotar la lucha contra la delincuencia a la prensa para bajar la desaprobación en las encuestas, mediatizando el problema… entonces, verdaderamente hay mucho pan por rebanar para salir de esta coyuntura.


Escrito por

Edgar Villegas Vásquez

Historiador, de segunda formación politólogo. Actualmente maestrando en la Maestría de Ciencia Política y Gobierno de la PUCP.


Publicado en

Temas en Seguridad

Un Análisis de la Seguridad y de la Cultura de Seguridad en los Tiempos Modernos